El Pozo es una de las paradas en el Juego de la Oca, la casilla 31, donde nos quedamos dos turnos sin jugar, quietos, sentados en el brocal o dentro del pozo, conectados con las emociones, con lo que hay bajo la superficie de lo cotidiano.
En tiempos antiguos los pozos eran bendiciones para los poblados y los zahoríes, que localizaban las aguas subterráneas con su péndulos y varillas y eran muy respetados. El pozo y su entorno eran espacios mágicos y sagrados.
Es en un pozo donde la princesa del cuento perdió su pelota dorada, que fue rescatada por un sapo que era en realidad un príncipe encantado.
El pozo aparece en los mitos y en los cuentos como una puerta de entrada al país de las hadas; como un lugar mágico en el que pedir deseos o como un espacio y un tiempo de iniciación y revelación. La princesa del cuento dejará atrás su etapa infantil para vivir su transformación hacia el estado adulto, igual que el príncipe sapo.
Por un pozo descendemos a las cavernas, volvemos al vientre de la Gran Madre, viajamos en el tiempo y recuperamos la memoria. En sus aguas está el espejo de la Luna.
En la mitología nórdica encontramos un pozo en las raíces de Yggdrasill, el árbol del mundo, cuyas aguas concedían la sabiduría. Odín quiso beber de esas aguas, pero Mímir, el gigante que lo guardaba, le pidió a cambio que se arrancara el ojo izquierdo para meterlo en el fondo del pozo. Odín hizo lo que le pedía Mímir y entregó su ojo a cambio de beber de las aguas del pozo y alcanzar la sabiduría.
El pozo es un túnel al inframundo, a las entrañas de la tierra y al más allá, así que Odín pudo conocer el otro lado, abrir un ojo a los misterios y obtener el conocimiento verdadero.
El pozo es un símbolo de la entrada en el inconsciente y quien hace consciente lo inconsciente tiene un ojo en el fondo del pozo, como Odín.
Pero el pozo también esconde un peligro, avisa de que hay que protegerlo para que su agua no se ensucie, como el agua de las emociones, y avisa de que hay que protegerse y proteger a otros para no caer dentro y ahogarse en sus aguas, o en una inundación emocional. Pero un pozo sin agua, un cuerpo sin emociones, puede convertirse en una cárcel cruel.
Un pozo es un túnel hacia las entrañas de la tierra y como símbolo en la psique es un túnel hacia las entrañas del cuerpo. Aparece en esos sueños en los que nos sentimos caer, y a veces al despertar tenemos también esa sensación de caída. Es posible que para ese aspecto volátil de la psique, el que sueña, volver a sentir la gravedad y aterrizar en el cuerpo sea algo parecido a entrar en un pozo.
En el Calendario lunar de las ocas, cuando llegamos al día que coincide con la casilla del pozo, ya desde el día antes y quizás el día después, el pozo nos ofrece una experiencia emocional. Puede que el cansancio de la tensión o el esfuerzo disparen en nosotros emociones que nos avisan de que necesitamos parar y descansar. Esa parada puede darnos la oportunidad de asomarnos al inconsciente a través de un sueño, de un recuerdo, de una experiencia sensible o una conversación profunda y reveladora.
El pozo como espacio de reunión y fuente de agua se asocia con las emociones, con la salud y el alimento, con el compartir y la cooperación, con ir más allá de lo individual y reconocerse en el colectivo.
Como puerta hacia el inframundo es un reconocimiento de la muerte, de los miedos y de esas experiencias de crisis y transformación que nos despojan de las máscaras del ego y nos ayudan a reconocer nuestro ser esencial.
En el ciclo lunar es un baño en el agua fresca de las profundidades, una limpieza emocional, un descanso, un reconocimiento que nos permite hacer consciente algo de lo inconsciente.
64 son las casillas del Juego de la Oca como 64 son los hexagramas del I Chin, y la casilla 31, la del Pozo, se corresponde con el hexagrama 31: El Influjo, que está formado por el trigrama inferior: La Montaña, y el trigrama superior: El Lago. Es la imagen de una montaña que tiene un hueco en su cumbre, lo que permite que se acumule agua y se forme un lago. Este hexagrama habla de la humildad y la libertad interior que permite recibir alimento y estímulo emocional en el intercambio social.
Tooru Okada, el protagonista de la novela de Haruki Murakami: Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, decide dejar su puesto en un despacho de abogados y ocuparse durante un tiempo en las tareas del hogar mientras su mujer trabaja. Sus días discurren plácidos entre organizar la casa, hacer la compra, lavar y planchar, limpiar, leer en el sofá, preparar la comida y cenar con su mujer hasta que un día recibe la llamada de una extraña mujer y descubre que su gato ha desaparecido.
A partir de ese momento todo se dispara. Tooru se enfrentará a una cadena de sucesos extraños y descubrirá un pozo seco, una puerta que lo enfrentará con sus conflictos más íntimos y con los aspectos más siniestros del poder. Cada vez más hondo en su inconsciente personal viajará al inconsciente colectivo, a las heridas de la guerra, del miedo y del dolor; a la carencia y el desvalimiento de los cuerpos y las almas frente a la perversión del deseo; a las raíces de la esclavitud y la vulnerabilidad; todo lo que late bajo la tranquila apariencia de los días. En el pozo, entregado al silencio y a la oscuridad, quizás a la muerte, Tooru abre la puerta y despierta.
En Sintra, en los mágicos jardines del palacio de Regaleira hay un pozo del que dicen que fue construido para realizar rituales de iniciación. Es un pozo doble que, en su diseño y dimensiones, nos da una idea del profundo simbolismo que encierra.
Pozos iniciáticos en la Quinta de Regaleira. Sintra, Portugal.
Todas las fotos son de Mario Montoya.
Grande May!! Cuanto sabes y cuanto aprendo contigo.
Lo encuentro muy interesante… gracias 👋👋🤩🤩
Me gusta mucho. Gracias
Qué capacidad para conectar saberes ancestrales, para reconocer las señales. Qué inteligencia para interpretarlas y para que fluyan en tus textos. Qué suerte poder parar a leerte. ¡Gracias May!